DÍA DE MUERTOS vs HALLOWEEN
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Tradición popular contra movimiento comercial
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El Día de Muertos es una de las tradiciones más
mexicanas que tenemos y que año tras año lucha por mantenerse como tal contra
la constante amenaza del Halloween, que sin siquiera ser tradición americana,
llegó a nuestro país a través de la frontera Norte.
El Día de Muertos es el resultado de una fusión de
dos culturas: la prehispánica y la católica-española. Las antiguas creencias
indígenas veían a la muerte como un simple estado en el eterno ciclo del ser,
donde incluso el universo moría para revivir una y otra vez. Por su parte, al
llegar los españoles a estas tierras trajeron consigo toda la herencia cultural
y de creencias de la Europa Medieval, en la cual la muerte era vista como algo
obscuro y macabro.
Con la fusión de estas dos culturas se creó una
nueva, con ideas propias, y el Día de Todos los Santos se transformó en el Día
de Muertos, en la cual en lugar de rezar por las ánimas del Purgatorio los
mexicanos celebran junto con quienes se han ido en una fiesta de color, música
y el compartir alimentos y bebidas.
Dada la gran influencia española en el norte de
México, esta tradición no se celebra como se hace en el sur, en donde los
cementerios dejan de ser un sitio lúgubre para convertirse en un lugar de
colorido y fiesta.
Hasta hace unas dos décadas, incluso en el Norte el
Día de Muertos era celebrado por todo el mundo, pero poco a poco la influencia
norteamericana fue modificando las costumbres y ya es común ver que todos los
comercios y algunos hogares decoran sus vitrinas y puertas con motivos de
Halloween, lo cual implica que nuestras tradiciones, nuestra cultura, se
fusionó con otra, que a la postre da vida a una nueva cultura, como sucedió en
la época de la Colonia. (Cabe mencionar que algunas versiones señalan que el
Día de Todos los Santos tiene como origen el Samhain, una festividad pagana celta que
llegó a tierras americanas con los inmigrantes irlandeses.) Texto de Homero
Adame.
Mientras que el Halloween es visto por todos
nosotros como un día en que se pueden vender productos propios de la
festividad, como son dulces, disfraces y parafernalia –un día netamente
comercial–, casi todos vamos al panteón el Día de Muertos para visitar a
nuestros seres queridos que se nos han adelantado en el camino de la muerte. Y
vamos a los camposantos con reverencia y respeto, pero alegres y listos para
convivir, aunque sea por un breve instante, con la memoria de nuestros
difuntos.
Y la fiesta continúa, pues aprovechamos para comer
elotes, cañas, mandarinas, pan de muerto, calaveritas de azúcar y muchas otras
viandas propias de ese día y la temporada de otoño. Lavamos y decoramos las
tumbas con flores, coronas y velas, como para dar luz a las almas que regresan
ese día para estar entre los vivos. Artículo en un blog de Homero Adame.
Para muchos el Día de Muertos está muriendo. Para
otros es el momento de hacer negocio. No obstante, algo tan nuestro nunca
morirá porque Halloween para nosotros no significa mucho mientras que Día de
Muertos significa todo.
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